martes, 20 de noviembre de 2018

Él Es Andy


Sin duda Andy no era el vivo retrato de su padre. Por el contrario, él reflejaba imagen de un pordiosero. Sus ropas parecían las de un elefante puestas sobre un ratón. Estas expedían el fétido olor a transpiración de cerdo. Su rostro fantasmagórico, pálido y sin expresión alguna, sus ojos saltones de color tan profundamente oscuro como el de una tiniebla, escaseaban del brillo de la vida. Y ni hablar de su cabello, que lucía como una escoba antigua, alborotado y con un descuidado tono rubio el cual suponía ser un legado de su abuela muerta. Así salía todas las mañanas intentando alcanzar lentamente y por inercia alguna sobra que el destino le soltara. Al parecer, lo único que intentaba incendiarse dentro de ese cuerpo frío, tal vez muerto, era la extrañeza de las premoniciones que de algún lugar recóndito de su ser venían a su mente logrando perturbar aquella existencia tan pasiva.

Andy, Un Simple Chico.

     

    CUESTIONARIO MARCEL PROUST
     
     
     1.    ¿Principal rasgo de su carácter? 
    Él es una persona perezosa, poco sensible y con una gran apatía con su familia y personas cercanas. Desordenado.
     2.    ¿Qué cualidad aprecia más en un hombre?
   Valentía
     3.    ¿Y en una mujer?
    Inteligencia
     4.    ¿Qué espera de sus amigos?
    Que no se entrometan demasiado en su vida
     5.    ¿Su principal defecto?
    Le da muy igual todo, Es despreocupado.
     6.    ¿Su ocupación favorita?
    Diseñador, animador.
     7.    ¿Su ideal de felicidad?
     Llegar a su casa para ver sus series animadas favoritas
     8.    ¿Cuál sería su mayor desgracia?
     No poder cumplir sus sueños
     9.    ¿Qué le gustaría ser?
     Un hombre exitoso y con dinero
     10. ¿En qué país desearía vivir?
     Japón
     11. ¿Su color favorito?
     Negro
     12.  ¿La flor que más le gusta?
     La Sakura o flor de cerezo
     13.  ¿El pájaro que prefiere?
     Loro
     14.  ¿Sus autores favoritos en prosa?
         Mario Mendoza
     15.  ¿Sus poetas?
     Sylvia Plath
     16.  ¿Un héroe de ficción?
     Inuyasha
     17.  ¿Una heroína?
     Su abuela 
     18.  ¿Su compositor favorito?
     Bob Dylan
19. ¿Su pintor preferido?
          Salvador Dalí
20. ¿Su héroe de la vida real?
          Walt Disney
21. ¿Su nombre favorito?
          Diego o Santiago
22. ¿Qué hábito ajeno no soporta?
          Que las personas se rían o hablen con un volumen alto en un lugar pequeño
23. ¿Qué es lo que más detesta?
          No poder expresar sus sentimientos con confianza hacia su familia
24. ¿Una figura histórica que le ponga mal cuerpo?
          Pablo Escobar
25. ¿Un hecho de armas que admire?
          Segunda guerra mundial
26. ¿Qué don de la naturaleza desearía poseer?
          Camuflaje
27. ¿Cómo le gustaría morir?
          No le teme a la muerte, de cualquier forma. Pero si tuviera que elegir un modo,  salvando a su hermana menor
28. ¿Cuál es el estado más típico de su ánimo?
          Aburrido o apaciguado
29. ¿Qué defectos le inspiran más indulgencia?
          Mentir
30. ¿Tiene un lema?
          Si puedes hacerlo más fácil, hazlo de ese modo.






You Know That I´m Not Good
Amy Winehouse

Meet you downstairs in the bar and hurt,
Your rolled-up sleeves in your skull t-shirt,
You say, "What did you do with him today?"
And sniffed me out like I was Tanqueray,

'Cause you're my fella, my guy,
Hand me your Stella and fly,
By the time I'm out the door,
You tear me down like Roger Moore,

I cheated myself,
Like I knew I would, I told you I was trouble,
You know that I'm no good,
Upstairs in bed, with my ex-boy,
He's in a place, but I can't get joy,
Thinking on you in the final throes,
This is when my buzzer goes,
Run out to meet you, chips and pitta,
You say, "When we're married,"
'Cause you're not bitter,
"There'll be none of him no more,"
I cried for you on the kitchen floor,
I cheated myself,
Like I knew I would,
I told you I was trouble,
You know that I'm no good,
Sweet reunion, Jamaica and Spain,
We're like how we were again,
I'm in the tub, you on the seat,
Lick your lips as I soak my feet,
Then you notice little carpet burn,
My stomach drop and my guts churn,
You shrug and it's the worst,
Who truly stuck the knife in first
I cheated myself,
Like I knew I would
I told you I was trouble,
You know that I'm no good,
I cheated myself,
Like I knew I would
I told you I was trouble,
Yeah, you know that I'm no good.






Toda la canción tiene descripción de situaciones, sentimientos y personas. Esta canción la escogí porque se la pudieron haber dedicado al protagonista de mi cuento. 

No Esperes A Lo Inevitable

Los gritos de auxilio llenan el lugar. Tengo mucho miedo. Sí, lo confieso. Tengo miedo por mi vida y la de mi familia. ¿Por qué tuvo que pasar esto hoy?  Cuando sentía que podía dejar mis rencores a un lado. Mi hermanita aferra sus brazos alrededor de mi cuello, mientras mi padre, atrás de nosotros,  decía a gritos que  siguiéramos avanzando. Estaba oscuro, pero estoy casi seguro que estamos físicamente bien, excepto Dani. No quiero pensar en lo que nos está sucediendo. Solo quiero salir de aquí con mi familia.

Después de caminar más o menos 20 minutos, llegamos a un lugar seco. Ahí están reunidas todas las personas algunas tratando de consolar y calmar a los herido. Es de noche y no sabemos qué hacer. Solo nos resta esperar a que la ayuda venga por nosotros. Repentinamente, empezamos a escuchar el giro de hélices. Gracias a Dios la ayuda no tardó en llegar. En los primeros helicópteros que logran aterrizan, comienzan a subir a las personas que están más heridas y necesitan atención urgente, además de una que otra mujer embarazada. Llega un helicóptero y como llega, vuelve a irse. Una y otra vez. Ya casi no hay nadie porque se escuchan menos los murmullos y lamentos. Descendió el último helicóptero, Por fin vamos a dejar el horrible lugar. Embarcamos todos y de repente, mis ojos ven algo que es completamente imposible.

10 meses antes…

Como era usual, el fastidioso chirrido de la alarma me despertó a las cinco menos cuarto de la mañana. Sin ganas y aun sintiéndome muy cansado me levanté de la cama y me dirigí al baño para tomar una rápida pero minuciosa ducha. Debía darme prisa porque en cualquier momento se despertaría el resto de mi familia,  mi hermana para ir al colegio y mis padres para su trabajo. Terminé de alistarme, tomé mis cosas de la universidad sin olvidarme de empacar mi reproductor de música y sus audífonos. Y sin más, salí de mi casa con un vago adiós. Ya eran las cinco y cuarenta. Afuera apenas se empezaban a vislumbrar los primeros rayos del sol que no alcanzaban tocaban tierra ya que la neblina espesa aún se negaba a dejar el lugar. Saque los audífonos y me sumergí en mi mundo mientras me disponía a caminar para llegar a la estación de transporte. Aleatoriamente se reprodujo aquella canción de Amy Winehouse, la cambie rápidamente porque no me apetecía recordar cosas malas del pasado.

Luego de esperar por más de media hora el malnacido bus y otra hora de un trayecto largo, por fin llegue al lugar de destino. Apresure mi  paso para no llegar tarde a la clase de Electromagnetismo. El profesor González era un amargado que no perdonaba 2 minutos de retraso. Además, no podía darme el lujo de tener una falla más, la materia la tenía en riesgo por las notas bajas. Si mi papá se enterara de eso, se lo tomaría muy mal. Acordándome de eso decido subir las escaleras corriendo. Haciendo omisión a los reproches de las personas a las cuales empujaba.

Cuando llegue al quinto piso del edificio, podía ver que la puerta del salón aún abierta, pero al entrar, no había nadie allí. No podía ser. Observe que en el tablero había una hoja de papel, en ella se nos informaba que la clase había sido cancelada. En cierto punto no era algo malo, ya que podía irme a algún otro lugar.

Existía un pequeño parque cerca de mi casa, en él solo se encontraba un pequeño pero reconfortante quiosco de madera. Era mi lugar favorito, solía ir allá cuando necesitaba un momento de soledad y tranquilidad luego de haber peleado con mis padres. Todo lo que necesitaba conmigo era un par de hojas de papel y mis lápices para dibujar para encontrar esa tranquilidad. Salí de la universidad para realizar de nuevo todo el viaje. Pero antes decidí que pasaría por San Victorino para comprarme una caja de lápices y colores nueva. Llegue a mi casa y solo entre para sacar una colchoneta. Me di cuenta que tendría que volver temprano ya que el calendario puesto en la cocina me recordó que ese día debía organizar la casa. Bueno, por unos minutos más que me tarde no habrá problema, pensé.

Cuando llegue al quiosco, aliste mi campo de trabajo. Primero coloque la colchoneta en el suelo y luego busque un cuaderno para apoyar las hojas, después saque el caballete de lápices nuevos. Primero terminé el dibujo que estaba haciendo de una persona especial. Solo debía agregar unas cuantas sombras. Luego seguí con la ilustración de mi comic. Unos meses antes había visto en internet la publicidad de un concurso que patrocinaba una de las mejores empresas de comics. Mi meta era terminarlo antes de que llegara diciembre ya que debía envíalo la segunda semana del mes. Es por esto que apreciaba mucho los espacios que tenía para venir a este lugar. Si mi padre se enterara de lo que estoy haciendo no le gustaría nada.  Luego de un tiempo, tomé mi celular para mirar la hora, eran las cinco menos diez de la tarde. ¿A qué hora se me había hecho tan tarde? No había comido nada y apenas empecé a sentir hambre. Hacía frío y amenazaba con llover, debía llegar rápido porque de otra manera se mojarían mis dibujos. Además, no alcanzaría a organizar la casa. Pero cuando ya me disponía a salir, comenzó a caer un aguacero. No podía salir. Por nada del mundo se debían mojar mis dibujos. Decidí esperar un rato mientras se calmaba la lluvia. Pasaron unos 40 minutos y  vino la calma, con eso me dirigí rápidamente a mi casa. Cuando llegue, eran las seis. Ya estaba oscuro y dentro de mí ya sabía lo que se avecinaba. Obviamente mis padres acababan de llegar a casa y encontrarla de la misma manera a como la dejaron en la mañana hizo que su estrés acumulado por el trabajo aumentará. Furiosos me recriminaron mi hora de llegada y por qué no había ayudado con los deberes. Rápidamente les expliqué que había salido tarde de la universidad y luego comenzó a llover demasiado y no quería mojarme.

-        -  ¿Ah ,sí? - dijo mi padre. -  Entonces, ¿ Dónde está tu maleta? y ¿Por qué tienes una colchoneta envuelta detrás de tu saco?

Carajo! Ya me había descubierto y no sabía qué otra excusa inventarme

-        -  Hijo… - Comenzó a recriminar mi madre. - No me digas que has vuelto a ese lugar de nuevo. Sabes que es peligroso. En ese lugar asesinaron a tu abuela sin razón alguna.

 Aquí vamos de nuevo.

-       - ¡Esto no tiene nada que ver con el asesinato de mi abuela, madre! Sabes bien que ese día ella llevaba sus joyas puestas, igual que siempre; y nunca fue discreta al momento de usarlas, era casi seguro que le pasaría algo malo en cualquier momento, y bien se lo dijiste varias veces.
-          !No le hables así a tu mamá! Si te lo repetimos muchas veces es para protegerte. Además, deberías estar adelantando tus trabajos de la universidad. No entiendo por qué te empeñas en seguir dibujando esos muñecos. Estoy seguro que en tu carrera no te demanda tantas pendejadas de esas.

Y eso fue la gota que derramó el vaso de mi paciencia. Restándole importancia a sus comentarios y con un agresivo “Tú no te metas en eso”, me fui furioso a mi cuarto. Subí las escaleras de dos en dos y cuando estaba recorriendo el pasillo escuché el chillido de un cachorro que provenía del cuarto de Daniela, mi hermana menor. Abrí cautelosamente la puerta y enseguida se acercó a mí una pequeña bola de pelos negra moviendo su colita.

- ¿Y esa cosa? - le pregunté. - ¿De dónde la sacaste?

- Oiga, respete. - me regañó Daniela. - Primero es un perrito y  tiene nombre, se llama Betún. Segundo, me lo encontré en la calle viniendo de la escuela, y ahora es mío.

- Pulga, sabes que a mamá no le gustan los animales. -  Tenía que recordárselo.

- ¡Ay! tu tranquilo. Déjamelo a mí.- dijo con un tono burlón para luego decir: Oye, ¿otro problema? Hermanito, sabes que te quiero pero ya es suficiente. No te parece mejor revelarte y luchar por lo que en verdad te gusta?

Aún era una niña pero siempre da los consejos de una abuela.

- ¿Cómo vas con eso? – preguntó señalando la carpeta que sostenía en mis manos

Le enseñé el avance del cómic y al parecer le gusto muchísimo. Le agradecí y antes de salir me recordó que no olvidara la ilustración de ella que le debía desde su cumpleaños. Le sonreí y cerré la puerta detrás de mí sin decirle nada más. Aparte del cómic, había estado trabajando en esa ilustración por mucho tiempo, quería que estuviera perfecta y se lograra retratar todas las cualidades de mi Daniela.

Las semanas fueron pasando y la tensión poco a poco fue bajando en mi familia hasta que un día mi mamá encontró orines en su alfombra favorita. Primero me regañaron a mí hasta que mi hermana les contó que había encontrado un perrito en la calle, además les explicó sus argumentos para que lo dejaran quedarse. Como siempre, mi hermana logró convencerlos gracias a sus habilidades. Esta niña era tan inteligente y tan dedicada que fácilmente podría ser la mejor en cualquier cosa que se propusiera a conseguir.



Luego de un mes, mi padre llegó con la noticia de que haríamos un viaje la próxima semana. Usualmente habría puesto problema y no iría, pero ya había terminado mi comic y ese día en la mañana lo había enviado por correo al concurso. Resulta que iríamos a un pueblo lejos de la ciudad, al principio creí que el viaje estaría muy aburrido, pero fue completamente lo opuesto. Las actividades estuvieron muy divertidas, incluso sirvieron para que entre nosotros olvidáramos los problemas y disfrutamos en familia. Hoy volvimos al hotel muy cansados luego de una caminata por las montañas y canotaje por el río. Nos entramos a bañar y luego el cansancio nos derrumbó, incluso a Betún.

Aquí fue donde comenzó la gran tragedia. Cuando nos disponíamos a dormir, amenazaba con llover, pero nada fuera de lo normal, nos tranquilizaron los residentes de la zona. Mi mamá estaba muy preocupada porque nunca había visto un cielo más oscuro. Las nubes lucían pesadas y de un color parecido al humo que sale por una chimenea. Ignorando nuestros malos presentimientos, apagamos las luces.

Cerca de las dos y media de la madrugada empezamos a escuchar un extraño sonido. El correr del agua se oía muy cercano a nosotros y de fondo, se escuchaba gritos de personas. Al darnos cuenta de que algo grave pasaba, nos levantamos de inmediato muy asustados. El piso del cuarto estaba inundado y si no fuera porque mi hermana deja dormir a betún con ella, el perrito estaría muerto. Abrimos la puerta de la cabaña y el lugar era todo un caos. Árboles caídos, carros siendo arrastrados por la corriente y familias agarradas de las manos tratando de salir del agua. Teníamos que salir rápido del lugar. Nos adentramos en la boca del lobo para lograr salvar nuestras vidas. No había otra salida que atravesar el rio que se había desbordado. El agua corría con mucha fuerza  que algunas veces lograba sumergirnos separándonos unos metros de nuestros padres. Por debajo del agua podíamos sentir como rocas, ramas y otros objetos nos golpeaban. Unos de ellas me golpeo muy fuerte en la espalda y por un instante solté de la mano a mi hermana. De inmediato la corriente empezó a llevarla en sentido contrario al que íbamos, comenzó a gritar muy fuerte y no sé de dónde saqué fuerzas para nadar en busca de ella. Logré alcanzarla pero al tirar de ella hacia mí, de su garganta se desgarró el sonido más horrible causado por el dolor. Resulta que al parecer una roca o un tronco le golpearon muy fuerte su pierna derecha, estaba oscuro y no podía ver el agua, pero el olor a sangre me aseguró que el accidente fue grave y ésta debía ser atendida con urgencia. En medio del ajetreo no nos dimos cuenta que mis padres habían desaparecido. Seguramente se habían adelantado demasiado y por eso debíamos darnos prisa. Alcé a Dani en mi espalda y comencé a nadar, cada dos segundos me sumergía y tragaba agua que sabía a tierra. Debía sacar a Daniela rápido de aquí. Pasaron unos minutos y el nivel del agua comenzó a bajar y así mismo su fuerza. Estábamos siguiendo a un grupo de personas y gracias a ello pudimos llegar a una especie de isla. El alma me volvió al cuerpo cuando escuche la voz de mi madre llamándonos. Nos volvimos a reunir aliviados de estar vivos, nos dijeron que no faltaba mucho para llegar a donde estaban aterrizando los helicópteros para el hacer el rescate.

Caminamos 20 minutos y luego de un tiempo pudimos subirnos a este helicóptero. Siendo sincero, En este momento no estoy seguro que me guste la idea de haber abordado. Me niego a aceptar lo que mi mente supone que está pasando. Justo en frente a mí estoy viendo el reflejo de mi madre, pero un tanto viejo y portando muchas joyas de oro y un collar d perlas.  Era Alba, su cabello tan rubio es reflejo de cómo debería lucir el mío. Pero no es posible que esté en frente de nosotros. Mi abuela había muerto hace un poco más de dos años.

Mi madre nota su presencia, y con  cara estupefacta que parece no creer creer lo que sus ojos ven, se acerca a ella y comienza a llorar como una niña, inmediatamente y no sé de dónde vino, ellas dos pasan a otro helicóptero como si sus cuerpos no tuvieran materia, parece que se estuvieran marchando a un lugar lejano, aquel del cual nunca volverían. Mi madre en ningún momento volteo a mirarnos. Simplemente se fue.

- !No mamá!- comienzo a gritar- !No te vayas! !Por Dios! ¿Qué está pasando?

Sé muy bien lo que pasa, pero la situación es tan surrealista que me niego a aceptarla. Volteo a mirar a mi padre el cual sus ojos ya no muestran miedo o inseguridad. Sin embargo, yo sí tengo miedo y siento mucha desesperación. Busco a mi hermana y como su fuera una demanda de mi mente poderosa, aparece frente a mí, pero está tumbada, abrazada a Betún.  Parecía estar descansado en medio de un matorral. Ella no está aquí con nosotros. Mientras más nos elevamos su imagen se iba desvaneciendo. Mi padre y yo nos miramos y dijimos “Ella va a vivir”. Aquí es donde la preocupación y el miedo comenzaron a dejar mi cuerpo. De alguna u otra manera algo me dice que a partir de este momento todo marcharía bien. Pero aún había algo que me faltaba por hacer y no me podía ir sin antes decirlo.

- Te amo, pa. Gracias por todo.

Y con esas dos palabras se terminaron de ir todos mis pesares, mis males, miedos y culpas. Mi padre me abraza tan fuerte como nunca lo había hecho. Con ese abrazo entendí que los remordimientos y el miedo que sentía era no haber valorado lo que tenía. Ahora ya todo está bien. Solo teníamos que esperar a donde sea que nos llevará el helicóptero.

Tu Propio Reflejo


    Para este ejercicio, vimos un video de una audición a Ucrania Tiene Talento. La chica contaba una histori muy emotiva a través de dibujos en arena. La finalidad de este ejercicio era escribir la historia del video en diferentes perspectivas o diferentes narradores. A nuestro grupo nos tocó narrador protagonista. LES RECOMIENDO ESCUCHAR EL AUDIO AL FINAL MIENTRAS VAN LEYENDO LA HISTORIA.


TU PROPIO REFLEJO

Era 1934, algo aterrador estaba a punto de ocurrir. Me estaba alistando para verme con mi amado, teníamos que hablar acerca de algo que iba a cambiar nuestras vidas para siempre, decidimos vernos al mediodía en el parque al lado de la vía del tren, vi conveniente ponerme la misma ropa que tenía al conocerlo, puesto que siempre mencionaba lo bonita que lucía aquel día. Ya era la una de la tarde y el tren estaba a punto de partir. Él aún no llegaba, cada minuto pasaba lentamente y la impaciencia se apoderaba de mí. De repente llegó un hombre muy guapo, era mi marido, llevaba su traje de paño, y vaya sorpresa que me llevé, era el mismo que tenía el día que lo conocí. Se sentó a mi lado mientras yo admiraba lo bien que se veía, ¡Estaba enamorada!

Juan era historiador, ya se imaginarán cuántas historias y anécdotas me contó mientras me conquistaba, mis ojos no paraban de contemplarlo, en realidad lo amaba, a tal punto que mi vida ya no tendría sentido sin él. Pasaron los minutos entre risas y seguía buscando el momento pacientemente para contarle la gran noticia. Cuando hubo un silencio entre los dos, decidí hablar del tema, pero de repente sonó una alarma ensordecedora la cual no esperábamos escuchar. La guerra había iniciado y era deber de todos los hombres ir a combatir por su nación, mientras las mujeres se quedarían seguras en casa. Quedé estupefacta, me sentí vulnerable y no fui capaz de pronunciar ninguna palabra, él me miró a los ojos queriendo decirme que todo iba a salir bien, pero aquella taquicardia me avisaba que no iba a ser así.

Todos los hombres debían reunirse en dos horas en el parque, aquel tiempo era suficiente para prepararse y despedirse de sus familiares, quienes lo único que hacían era llorar impresionados de lo que estaba a punto de suceder. Por otro lado, yo estaba en mi cuarto ayudándole a él con su equipaje, al salir me abrazó fuertemente y me besó, sin saber que dentro de mí llevaba una pequeña sorpresa, ¡sí, estaba embarazada! las lágrimas no pudieron detenerse. Él se alejaba lentamente de nuestro de hogar, dejándome con un sin fin de dudas acerca de cómo hubiera reaccionado al enterarse de que iba a ser padre.
Pasaron los meses lentamente, era irónico cómo una vida crecía dentro de mí y al mismo tiempo sentía que mi propia vida se había ido con Juan a esa guerra. No había tenido noticias de él, la situación se fue empeorando día a día y mi mente se rehusaba a aceptar la posibilidad de que estuviera muerto.  Pasaron los años, Joaquín ya era un niño sabio e inteligente, una clara imagen de su padre. En ocasiones el niño se encontraba jugando con sus carritos, y muy feliz dirigía su rostro hacia mí y su sonrisa me dejaba fría. Extrañaba demasiado a mi marido. Sin embargo, a pesar de su ausencia mi felicidad se encontraba a mi lado.

Una mañana solo decidí levantarme de la cama con buena cara y positivismo en el corazón, claro, con una incertidumbre enorme por no saber del amor de mi vida, preparé el desayuno e inicié con los oficios del hogar antes de que Joaquín despertara. Estaba terminando de organizar cuando alguien tocó a mi puerta, detrás de ésta estaba un hombre alto y un poco canoso, junto con dos compañeros en la parte de atrás, vestían el uniforme militar con el que vi a mi esposo por última vez y su mirada me hacía pensar que lo inevitable ya había pasado. Dirigió una caja hacia mí y con una cara seria me dijo “Lo siento mucho”, la tomé y cerré la puerta sin ninguna gana de querer abrirla, pero era necesario saber qué había dentro de ella, así que me encerré en mi habitación lejos de mi hijo. Dentro de la caja estaba su uniforme, y una carta del ejército ofreciéndome condolencias y recordando el honorable trabajo hecho por Juan.  

La tristeza rodeaba cualquiera de mis pensamientos, todo lo que veía me recordaba a él y el tiempo que pasamos juntos, me sentía desconcertada, a pesar de que él juraba que todo iba a salir bien, yo nunca debí dejar que cruzara esa puerta creyendo en mis malos presentimientos, solo quisiera que estuviéramos disfrutando de este regalo que nos ha dado la vida como fruto de nuestro amor. Juan es el amor de mi vida así esté muerto, sólo él ha sido capaz de hacerme feliz como nadie lo ha hecho. Yo sabía que algún día íbamos a hacer realidad todos los planes que habíamos ideado alguna vez juntos.

De tanta tristeza me había quedado dormida sin darme cuenta, Joaquín me levantó y me abrazó, al parecer había escuchado mis llantos. Mi hijo se estaba convirtiendo en un caballero como lo fue su padre a pesar de no haberlo conocido, la guerra me quitó a mi primer amor, pero en ese momento lo más importante era convertir a mi hijo en alguien admirable y soñador siendo capaz de cumplir sus propósitos. Crie a mi hijo con el ejemplo del gran hombre que fue su padre, haré que cuando lo mencione sienta orgullo de él.

Tiempo después, Joaquín era un hombre, ¡estaba orgullosa de él! Había encontrado el amor de su vida, aquella mujer había llenado mis expectativas. Ese viernes a las tres de la tarde, estábamos citadas ambas familias para lo que sería su compromiso. Por un momento sentí un vacío enorme, la tristeza se apoderó de mi cuerpo al recordar a Juan, ya habían pasado veinte años exactos de su partida y sentía como si hubiese sido ayer.


Salí de mi casa y estaba ansiosa por los futuros novios, me encontraba a una cuadra del restaurante y entré a recoger las argollas de compromiso con las que Juan pidió mi mano, era un regalo que de seguro lo haría recordar la memoria de su padre. Entré al restaurante y tomé asiento, en el momento del brindis mis manos temblaban y con suma delicadeza dirigí las argollas hacia ellos, Joaquín tomó mis manos y vi como sus ojos me recordaban la mirada de Juan, mi corazón estaba a punto de estallar, sentía que algo malo iba a pasar. Los novios se pararon de la mesa y justo después de contarnos que venía un nuevo integrante a la familia, sonó la alarma, aquel sonido que repetiría la historia.  
 
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